**....ToDos TIeNeN Su VoZ....**

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lunes, 12 de julio de 2010

Mentes Peligrosas (1 parte)

Llegó el ansiado mediodía y Ana recuperó su libertad. Toco la puerta de la casa de su amiga y corrieron en dirección hacia la esquina.
La casa de los Pet estaba cubierta de tierra y vacía, nadie atendió a los gritos de Ana e inmediatamente tuvo una corazonada “busca en el hospital” la aconsejo su cerebro o conciencia,.
Tomaron el autobús que las dejó en el hospital más cercano del barrio, el San Benito. El cual poseía un cartel extraño en la puerta, decía: ‘Hospital, clínica y descanso, todo en un mismo lugar, San Benito, no lo dude, ya lo sabe’.
Tenía mas publicidad que atención y hospitalidad, la seguridad era rigurosa, - regístrense- les anunció un guardia vestido de gris humo.
- Buscamos a la familia Pet ¿ están aquí?- decía Ana, pero no sentía como las palabras salían de su al aire, solo su corazón que galopaba como un caballo salvaje, en peligro.
- Sí, se encuentran aquí- - regístrense- volvió a reiterar el guardia.
-¿Le podría decir que esta Ana afuera que lo quiere visitar?.
El guardia las dejó pasar.
Al entrar Ana vio gente vestida de blanco con la mente en otro lugar...
“ Que no sea lo que me estoy imaginando” les informó a su interior, ellos ya lo sabían.
En efecto lo era, una clínica para tratar enfermedades mentales, Pedro se encontraba allí.
- Tuvo una recaída- les informó el padre a las visitadoras.
-Y eso ¿es grave? – pregunto incrédula Augusta.
- Más o menos, esta vez fue muy fuerte se le complicó con la empapada que sufrió semanas atrás- - ¡en que estaba pensando!.
Ana sí lo sabía, el se arriesgó por ella, y como correspondió ella, bronceándose en el campo, muy divertida.
- Si lo hubiese sabido ¡no iba una mierda!,- “tranquilizate” la calmaba su corazón, “ esta fuera de peligro”, agregaba su sabio cerebro. “ ¿Cómo lo sabes?” , “solo sé que lo sé” respondió enigmáticamente, el órgano.
No sabía si llorar o arrancarse el cabello con sus manos, la calmaba Augusta.
- Ven- le ordenó la chica. Se acercaron hacia donde estaba el padre, con una parsimonia insólita.
- ¿Puede ver a Pedro? – dijo, también con parsimonia
-sí por supuesto- autorizó la madre del chico, señora con cachetes rozados pero con la sonrisa esfumada por la cólera.
Ana abrió la puerta silenciosamente, allí estaba su convaleciente amado, postrado en una cama, con la mirada en otro lugar, al igual que muchos, que vivían ahí.

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Holaa chiicas!! como estan??.Bueno aca le dejamos un capitulo nuevo...espero q les guste muchoo..Y COMENTEN! :) GRACIIAS :D bueno aca le dejo un blog q esta super buena la historia se llama www.romeliacullenydemonsalvatore.blogspot.com